La mayorÃa de los buses mexicanos que circulan por la capital envejecieron rápido. Quedaron ‘chintanos’ porque ya no tienen el espaldar de los asientos y mudos porque los timbres ya no funcionan. De acuerdo con los conductores la culpa la tienen los usuarios.
Según los choferes, la mayorÃa de los “vándalos” son estudiantes de secundaria, quienes quiebran los asientos, las manecillas de las ventanas de emergencia y todo lo que encuentran a su paso.
“Son bien destructores, ya han quebrado asientos, dos ventanas y gran parte de los timbres que están en el centro. En una de las unidades hasta dañaron la salida de emergencia del techo. Eso es caro”, dice Marlon Cruz, conductor de una unidad que cubre la ruta 112.
Otra de las cosas que destruyen es la tapa del motor, pues los pasajeros que van en la primera fila se sientan como que van en su casa y colocan la pierna en el motor, provocando que con el tiempo se dañe y se salga el calor.
También hay usuarios que quiebran las puertas de vidrio del autobús cuando este no se detiene o se agarran de las barras electrónicas para abordar el autobús dañándolas.
COSTOSOReparar cada uno de estos artefactos puede costarle uno ojo de la cara. Por ejemplo, restaurar un asiento puede llegar a costar hasta 1,500 córdobas, mientras que comprarlo nuevo sobrepasa los 200 dólares.
En algunos casos , la garantÃa cubre este tipo de daños, sin embargo, hay ocasiones que los socios deben desembolsarse para reparar.
“Hacemos un llamado para que la gente cuide las unidades, porque no son de ellos ni de nosotros, además que son ellos al final los que se ven perjudicados”, dice Sergio Chévez, conductor de la ruta 112.
Hoy
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