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martes, 6 de mayo de 2014

El chocolate da nueva energía a la economía de Nicaragua

La debilidad del mundo por el chocolate puede convertirse en la fortaleza económica de varios países latinoamericanos, especialmente de los productores emergentes de cacao, como lo es Nicaragua.
El mundo consume nada menos que 20 millones de kilogramos de chocolates diarios, un volumen que está en aumento gracias a la afición a los dulces de los chinos. Las ventas de cacao a China subieron a más del doble en los diez últimos años, superando a Europa Occidental, el mayor consumidor. Este año, los precios del fruto ya han subido un 25%, a 2.800 dólares la tonelada.
Nicaragua quiere capitalizar este voraz apetito con un producto gourmet, orgánico y de calidad superior que el de sus competidores inmediatos: nada menos que Brasil y Ecuador, que figuran entre los 10 mayores productores del mundo. Según cifras oficiales, hasta noviembre de 2013, el cacao generó ingresos al país por 5,23 millones de dólares, 25% más que de todo 2012.
El potencial de crecimiento productor y exportador de cacao nicaragüense es enorme: el país tiene 2.72 millones de manzanas (1,9 millones de hectáreas) de tierra con potencial para sembrar cacao, pero según datos del IV Censo Nacional Agropecuario solo 15,735 manzanas (11.000 hectáreas) están dedicadas al cultivo.
Detrás de las barras de chocolate, miles de campesinos trabajan desde mediados del siglo XVI el “fruto de los dioses” - como se llamaba en la antigua cultura maya al cacao- que gana fama internacional después de que el conquistador español Hernán Cortés lo bebiera junto a Moctezuma y lo llevara a la madre patria.
Sin embargo, se cree que fue en Nicaragua donde Cristóbal Colón conoció el cacao por primera vez, aunque no le prestó mucha atención. Y es ahí mismo donde el cultivo del cacao y la producción del chocolate se están convirtiendo en la actualidad en el motor de la economía de los campesinos.
Nicaragua es hoy el principal productor de cacao de Centroamérica, donde en el último año se cosecharon casi 5.800 toneladas de las cuales un 60% se destina a la exportación y el resto es consumido a nivel interno.
Si bien el cacao es originario de América, en la actualidad el mercado de cacao está dominado por África: Costa de Marfil es el principal productor mundial del fruto. Por su parte, América Latina produce más del 15,4% del cacao que se consume en el mundo, con Brasil y Ecuador a la cabeza.
Cacao orgánico y ¿más barato?
A pesar de la alta competitividad del mercado, Nicaragua ostenta diversas características que lo vuelven un paraíso para el cultivo de este fruto.
Por un lado, las condiciones climáticas de gran parte del territorio nicaragüense - las del trópico húmedo- son ideales para el cultivo. Además, es un excelente sustituto para otros productos como el café, ya que combinado con los sistemas agroforestales, puede ayudar a crear microclimas, mitigando así los bruscos cambios climáticos que se registran en los últimos años.
Reconocido como fino en aroma y sabor, el cacao nicaragüense es de alta calidad y ya ha comenzado a ser demandado desde el exterior fundamentalmente en el resto del Istmo, adonde se destina el 62% de las exportaciones, seguido por Europa con un 37%.
Parte de este éxito se debe a los 10,500 productores de cacao que existen en el país, de los cuales el 98% de ellos son pequeños productores de 1 a 5 manzanas (entre 1 y 7 hectáreas) que han implementado sistemas para mejorar el cultivo y priorizar la producción orgánica.
Uno de ellos es Doña Brenda Salazar, vecina de una remota comunidad en la Región Autónoma del Atlántico Norte de Nicaragua (RAAN), quien no tiene dudas cuando afirma que debido a su inserción en el cultivo del cacao ha logrado dejar atrás su época de pies descalzos para proyectarse como una gran empresaria de un pueblo que antes carecía hasta de agua potable.
“Antes mi vida era la casa, yo era una mujer dormida. Con el cultivo del cacao, aprendimos a negociar, a hacer contratos, a plantar, a aprovechar la tierra” explica Doña Brenda, quien está al frente de la Cooperativa Nuevo Sol. Ella es una de las casi 7 mil personas que participan de un proyecto de manejo sostenible en sistemas agroforestales que cuenta con apoyo del Banco Mundial y está destinado a indígenas, campesinos y afrodescendientes, desarrollado en la RAAN y en Matagalpa, donde la mayoría de las beneficiadas han sido mujeres.
Esta iniciativa logró consolidar el trabajo de 29 organizaciones de la región, mediante capacitación tanto en producción orgánica y certificación, como en cálculo de costos, mercadeo y planes de negocios.
Según los expertos, los ahora empresarios del cacao están listos para entrar en los mercados mundiales dada la buena calidad de su producto que, además, es orgánico y más barato, a diferencia de los altos costos que se considera tiene la producción natural.
“La costos de la producción orgánica son más bajos que los convencionales, aumenta la productividad, mejora tanto el medio ambiente como la calidad de vida de los productores y ofrece al comprador un producto más saludable”, explica la especialista en desarrollo social del Banco Mundial, Mary Lisbeth González. EL PAIS
*Con la contribución de Cynthia Flores Mora.
María Victoria Ojea es productora en línea del Banco Mundial

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