El temblor tuvo lugar pasadas las tres y media de la madrugada y se han producido decenas de réplicas. El seísmo se ha sentido durante más de 15 segundos en Roma, situada más de 130 kilómetros al suroeste del epicentro. El hipocentro se ha situado a unos cuatro kilómetros de profundidad. El epicentro se ha localizado en la provincia de Rieti, en la región del Lacio, aunque también ha afectado con fuerza a la región de Umbría. Las localidades más dañadas son Norcia, en la provincia de Perugia; Amatrice y Accumoli, en la provincia de Rieti, y Arquata del Tronto, en la de Ascoli Piceno. Las autoridades italianas y la Cruz Roja están movilizando recursos hacia las zonas más afectadas.
De las 73 víctimas oficiales, 53 se han producido entre las localidades de Accumoli y Amatrice, en la provincia de Rieti, en la región de Lacio, y las otras 20 en el municipio de Arquata del Tronto, en la región de las Marcas. Hay más de 150 desaparecidos según la BBC. Al menos 2.000 personas han quedado sin hogar, según Protección Civil.
El Gobierno de Italia y las autoridades de Protección Civil monitorizan el sitio del epicentro y sus alrededores para atender posibles daños, informó en Twitter el portavoz del primer ministro Matteo Renzi. Además, se ha movilizado al Ejército para colaborar en las labores de rescate, que son complicadas porque la zona afectada es un terreno montañoso de difícil acceso. Solo se puede llegar con helicóptero o a pie. A ello se suman los cortes eléctricos y de la línea telefónica.
Alrededor de un centenar de réplicas, más de la mitad de ellas por encima de la magnitud 3, han sucedido al terremoto de 6,2. La réplica más fuerte se produjo antes de las cinco de la madrugada cerca de Norcia, en la provincia de Perugia.
Amatrice, una de las localidades más afectadas, está devastada. Continúan las labores de rescate, en las que participan militares, carabinieri, patrullas de montaña y personal sanitario. Los equipos cuentan también con perros rastreadores que intentan encontrar con vida a personas bajo montañas de escombros, algunas de hasta una decena de metros. A la entrada se ha instalado un hospital de campaña, aunque los heridos más graves se han trasladado a los hospitales más cercanos. Un señor llama por teléfono desde debajo de los escombros, 10 horas después del derrumbe. Perros rastreadores trabajan para encontrarlo. Silencio total, con la esperanza de poder localizarlo.
El colaborador del cura del pueblo, Cesare, lamenta que el edificio que alberga la residencia religiosa femenina se haya derrumbado. Dentro hay siete personas bajo los escombros, tres monjas y cuatro ancianas. "La prioridad", dice "es socorrer a los heridos y hacer todo lo posible si aún queda vida". "Tristeza e impotencia" son las palabras con las que describe el momento. "Mi madre anciana está bajo los escombros. Yo no estaba aquí en el momento del temblor, pero al llegar me he encontrado con que no sé si seguirá con vida, está sepultada", cuenta Pina, una vecina de Amatrice. EL PAIS
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